Ubicación de la empresa
La localización geográfica de la empresa es una decisión de tipo estratégico, vital para la viabilidad de la misma. Dicha decisión dependerá de ciertos factores que pueden favorecer o perjudicar la actividad económica presente y futura de la empresa en una determinada localidad, municipio, zona o región.
La elección del local para instalar el negocio es una decisión básica. Piense si puede plantear impedimentos para la ampliación de la empresa y examine detenidamente su superficie, su distribución en planta, su coste y forma de adquisición (alquiler, compra, leasing), la reglamentación que puede afectarle, etc.
La elección del local para instalar el negocio es una decisión básica. Piense si puede plantear impedimentos para la ampliación de la empresa y examine detenidamente su superficie, su distribución en planta, su coste y forma de adquisición (alquiler, compra, leasing), la reglamentación que puede afectarle, etc.
1. Decidir la localización de la empresa.
La primera decisión que se tiene que tomar para elegir la localización más idónea de un negocio es determinar la población donde se va a ubicar, para lo que es necesario calcular el área comercial o “zona de influencia” de cada población.
El área comercial mide el radio de atracción de una localidad sobre los residentes en los alrededores para que realicen sus compras en ella. Cuánto mayor sea el área comercial de una localidad, más público objetivo estará dentro de su alcance y más atractiva será como ubicación de un nuevo comercio.
Nunca se debería optar por una localización sin haber realizado un estudio detallado y profundo de las características de los residentes, entre las que destacan:
2. Decidir el barrio de ubicación de la empresa. Después de haber determinado la ciudad, debemos elegir el barrio donde vamos a ubicar el comercio. Para lo que será necesario estudiar determinados aspectos como la intensidad de la competencia y número de competidores. Lo que debemos evaluar en este sentido es que el gasto previsto para los productos que queremos comercializar en la zona con relación al número de establecimientos comerciales competidores sea lo más elevado posible, es decir, que la zona presente una saturación comercial baja.
Además, debemos valorar otros factores como:
Tipos de ubicación de establecimientos.
La primera decisión que se tiene que tomar para elegir la localización más idónea de un negocio es determinar la población donde se va a ubicar, para lo que es necesario calcular el área comercial o “zona de influencia” de cada población.
El área comercial mide el radio de atracción de una localidad sobre los residentes en los alrededores para que realicen sus compras en ella. Cuánto mayor sea el área comercial de una localidad, más público objetivo estará dentro de su alcance y más atractiva será como ubicación de un nuevo comercio.
Nunca se debería optar por una localización sin haber realizado un estudio detallado y profundo de las características de los residentes, entre las que destacan:
- La proximidad del mercado y clientes.
- La densidad de la población.
- La distancia conveniente a las áreas de influencia.
- La pirámide de población por edades.
- El nivel de renta de los residentes.
- El nivel de formación o educación.
- La tasa de desempleo.
- Dotación de servicios e industrial de la zona.
- Las posibilidades de acceso a las materias primas y compradores.
- Facilidad para disponer de materias primas u otros recursos (mano de obra cualificada, Universidad, centros de investigación, etc.).
- Mano de obra cualificada y posibilidades de subcontratación.
- La evaluación de la cercanía de los proveedores, que facilita y reduce los gastos de aprovisionamiento del negocio.
- Suministro de agua, luz y teléfono, así como de la infraestructura necesaria para el tipo de empresa que vaya a implantar.
- Incentivos a la creación de empresas.
- Ayudas económicas e incentivos fiscales.
- Calidad de vida.
2. Decidir el barrio de ubicación de la empresa. Después de haber determinado la ciudad, debemos elegir el barrio donde vamos a ubicar el comercio. Para lo que será necesario estudiar determinados aspectos como la intensidad de la competencia y número de competidores. Lo que debemos evaluar en este sentido es que el gasto previsto para los productos que queremos comercializar en la zona con relación al número de establecimientos comerciales competidores sea lo más elevado posible, es decir, que la zona presente una saturación comercial baja.
Además, debemos valorar otros factores como:
- Las posibles respuestas o reacciones de los competidores ante la entrada de un nuevo establecimiento en la zona.
- Las estrategias de negocios desarrolladas por los establecimientos de la zona. Es decir, valorar si se compite vía precios o vía diferenciación y comprobar que la estrategia de nuestra empresa encaja y puede hacer frente a estas.
Tipos de ubicación de establecimientos.
- En una zona aislada pero de tránsito peatonal o rodado elevado. Presenta pocos competidores y es apropiado para la venta de productos de compra habitual y de compra impulsiva, ya que se orienta a la comodidad/proximidad al consumidor.
- Una zona comercial.
Zonas Céntricas: Gran número de establecimientos que proporcionan una oferta variada tanto en productos como en precios y el tráfico peatonal y rodado son muy intensos. Sin embargo, los costes por alquiler son muy elevados, es difícil el aparcamiento y resulta complicado el aprovisionamiento.
Zonas periféricas: Son las zonas comerciales alejadas del centro pero situadas en calles importantes. Es similar al distrito centro pero la oferta global es menos variada que en la anterior y el número de establecimientos es también más reducido.
La disposición en hilera: Se trata de la zona comercial, normalmente una calle, en la que coexisten varios establecimientos similares o compatibles. Esta zona puede resultar beneficiosa debido al alto poder de atracción de los clientes pero, del mismo modo, puede resultar perjudicial la existencia de un gran número de competidores. - En un centro comercial. La diferencia con la zona comercial es que se trata de centros comerciales organizados, como los hipermercados, las galerías comerciales, los establecimientos asociados, los parques comerciales, etc..
- Proximidad del mercado y clientes.
- Locales disponibles.
- Visibilidad del local, agradable arquitectura y una buena iluminación van a determinar la capacidad de atraer la atención del comercio.
- Tráfico peatonal, ya que cuanto más transitada sea la calle donde se encuentra el local más probabilidades que se visite el negocio.
- Tráfico rodado, estado de las carreteras, la existencia o no de atascos, si se trata de una calle de sentido único, las distintas vías de acceso, etc..
- Número de aparcamientos.
- Número de competidores en las cercanías. Debe ser analizado ya que cuantos más competidores haya en una zona, más dura será la competencia y más bajos serán los márgenes.
- Número de tiendas no competidoras. Es un factor positivo, ya que cuantas más tiendas haya en los alrededores, más compradores se acercarán aumentando las probabilidades de venta del negocio.
- Para que los consumidores puedan comprar, es necesario que puedan desplazarse hasta la tienda por lo que el transporte público es un factor positivo. Deben estudiarse las diferentes posibilidades de acceso al local a disposición de los potenciales clientes (autobús, metro, tren de cercanías, etc.).
- Coste, superficie y estructura del establecimiento, la anchura de la calzada, la anchura de la acera, las condiciones del suelo, si es zona ajardinada, etc..
- Coste de acondicionamiento para la puesta en marcha del negocio.
- La profesión o profesiones mayoritarias de los habitantes del área.
- ¿El perfil de los residentes de la ciudad analizada coincide con el mercado objetivo de nuestro negocio?.
- Infraestructuras y comunicaciones.
- Legislación urbanística.
Costos asociados
Las empresas que realizan inventario incurren en varios tipos diferentes de costos sólo por tener el inventario. Las empresas tratan de gestionar de forma eficaz los tipos y cantidades de los inventarios que tienen con el fin de operar de la manera más rentable posible. Los costos asociados con el inventario se clasifican generalmente como costos directos o costos indirectos.
Costos de los materiales
El costo del inventario actual se considera un costo directo. Las empresas deben adquirir inventario para revender y la mayoría de las empresas deben tenerlo en las existencias para que esté disponible para vender a los clientes. Las empresas deben examinar los niveles de inventario a menudo para mantener la cantidad adecuada en existencias en todo momento. Al tener muy poco inventario, las empresas pueden perder oportunidades de venta. Si una empresa tiene inventario en exceso, su dinero está invertido en éste, lo que podría producir un flujo de caja negativo. El costo por el dinero invertido en el inventario que se conoce como un costo indirecto asociado directamente con el inventario.
Costos de transporte
Otro costo directo asociado con el inventario es el costo del flete. Al disponer de inventarios, una empresa debe recogerlo o que se lo envíen. Estos costos generalmente no son gratuitos y, por lo general, el comprador es responsable de pagar por ellos.
Costos de transporte
El último tipo de costo directo asociado con el inventario que se llama costos de manejo. Estos son costos que se relacionan con el almacenamiento y movimiento de los bienes de inventario. Para almacenar el inventario, una empresa debe tener un almacén o depósito. Junto con el costo de la bodega están los costos de seguros, los salarios y los impuestos. Todos los costos relacionados con el almacenamiento, transporte y manipulación de los productos están incluidos en los costos de mantenimiento.
Contracción
La contracción es un problema común para las empresas con inventario. La contracción se refiere al inventario que falta, que es robado o dañado. Esto no suele detectarse hasta que se hace el recuento físico del inventario. En ese momento, la cantidad de inventario que la empresa debe tener es mayor que el inventario que la empresa en realidad tiene. Este costo indirecto hace que el precio de los bienes aumente para compensar el costo de los bienes que se rompen o desaparecen.
El costo del inventario actual se considera un costo directo. Las empresas deben adquirir inventario para revender y la mayoría de las empresas deben tenerlo en las existencias para que esté disponible para vender a los clientes. Las empresas deben examinar los niveles de inventario a menudo para mantener la cantidad adecuada en existencias en todo momento. Al tener muy poco inventario, las empresas pueden perder oportunidades de venta. Si una empresa tiene inventario en exceso, su dinero está invertido en éste, lo que podría producir un flujo de caja negativo. El costo por el dinero invertido en el inventario que se conoce como un costo indirecto asociado directamente con el inventario.
Costos de transporte
Otro costo directo asociado con el inventario es el costo del flete. Al disponer de inventarios, una empresa debe recogerlo o que se lo envíen. Estos costos generalmente no son gratuitos y, por lo general, el comprador es responsable de pagar por ellos.
Costos de transporte
El último tipo de costo directo asociado con el inventario que se llama costos de manejo. Estos son costos que se relacionan con el almacenamiento y movimiento de los bienes de inventario. Para almacenar el inventario, una empresa debe tener un almacén o depósito. Junto con el costo de la bodega están los costos de seguros, los salarios y los impuestos. Todos los costos relacionados con el almacenamiento, transporte y manipulación de los productos están incluidos en los costos de mantenimiento.
Contracción
La contracción es un problema común para las empresas con inventario. La contracción se refiere al inventario que falta, que es robado o dañado. Esto no suele detectarse hasta que se hace el recuento físico del inventario. En ese momento, la cantidad de inventario que la empresa debe tener es mayor que el inventario que la empresa en realidad tiene. Este costo indirecto hace que el precio de los bienes aumente para compensar el costo de los bienes que se rompen o desaparecen.